Con la guerra entre México y Estados Unidos como telón de fondo, el Territorio de Baja California era una región con escasa documentación. El sacerdote dominico Padre Gabriel González Pereyra, líder espiritual convertido en insurgente reticente, y Dionisia Villalobos Albañez, una matriarca decidida, unieron a ganaderos y habitantes de pueblos desde Todos Santos hasta Mulegé. Ante la invasión de las fuerzas militares estadounidenses y la traición dentro de sus propias filas, soportaron los altos costos de la resistencia: hambre, exilio y el peso de su fe.
El Padre de Todos Santos restaura un capítulo olvidado de la historia fronteriza, resaltando el sacrificio, la dignidad y la resistencia de un pueblo cuya lucha por la soberanía continuó incluso después del acallamiento de los cañones. Aunque es una obra de ficción, esta narrativa se basa firmemente en una extensa investigación de archivo, registros contemporáneos y eventos documentados.
Entre los personajes retratados se encuentran María Amparo Ruiz de Burton, nieta del gobernador del Territorio de Baja California, José Manuel Ruiz, quien posteriormente se casó con el coronel Henry Burton, comandante de las fuerzas de ocupación estadounidenses en La Paz; José Matías Moreno, hijo adoptivo del Padre Gabriel, quien se casó con la hija de Mariano Vallejo en San Diego; el capitán estadounidense Henry M. Naglee, acusado de crímenes de guerra y posteriormente indultado por el presidente Polk, quien dejó un dudoso legado de infamia civil y militar en San José, California; y, por último, Manuel Márquez de León, uno de los jóvenes protegidos del Padre Gabriel, quien se convirtió en una importante figura militar y política para el Territorio de Baja California. Estos individuos desempeñaron un papel fundamental en la diáspora de los chicanos, allanando el camino para otros que emergerán en la tercera y última novela que narra la Revolución Mexicana, el Programa de Repatriación durante la Gran Depresión norteamericana, el ascenso de César Chávez y el activismo estudiantil, y la difamación actual de los inmigrantes en Estados Unidos.
El Padre de Todos Santos es la primera novela de la trilogía conocida como Ecos de Aztlán, que narra sucesos olvidados de los últimos 170 años. Basadas en hechos reales, estas novelas narran la diáspora y los sacrificios de los chicanos en el suroeste tras la guerra entre México y Estados Unidos (1846-1848).